La batalla de Maratón se produjo el 12 de Septiembre del año 490 a.C. en las playas de la bahía de Maratón. Los persas habían desembarcado en esta bahía por consejo del viejo ex tirano Hipias (ver la entrada La Primera Guerra Medica y la Revuelta Jonia) al mando de Datis que contaba con una flota de 600 barcos entre trirremes y embarcaciones especiales para sus tropas. En cuanto a su ejército de a pie contaría según los investigadores modernos con alrededor de unos 26000 soldados y un número indeterminado de jinetes. La intención persa era el de atacar desde esa llanura a Atenas que se encontraba solo a unos 42 Kilómetros. Los atenienses en cuanto se enteraron de que los persas estaban desembarcando decidieron salirles al encuentro. El motivo de esta decisión podría ser que los atenienses no confiaban en la protección de sus murallas y que además en la ciudad no caberian toda la población del Ática y la propia gente de la ciudad ante un ataque persa. Así pues los atenienses se dirigieron con unos 10000 hoplitas hacía Maratón, por el camino se les unieron unos 1000 plateos dispuestos a lo que fuera para no caer en manos del invasor persa. Mientras en la ciudad se decidió mandar un mensajero a Esparta para pedirles que cumplieran su promesa de ayuda si en caso de que los persas atacaran Atenas. Pero el mensajero que recorrió el trayecto a pie desde Atenas a Esparta se encontró con la negativa de los espartanos de encaminarse de inmediato a Maratón. Los espartanos alegaban que tenían que esperar hasta la próxima Luna llena, para terminar las fiestas sagradas a los dioses. El mensajero no tuvo más remedio que como dice el refranero español, volver a Atenas con el rabo detrás de las piernas y con la negativa de momento de los espartanos de acudir en auxilio de Atenas. Los atenienses se situaron a la entrada de maratón, en el valle de Vrana y situaron allí el campamento. Desde allí divisaron la numerosa flota persa y como un buen numero de los persas ya estaban en las playas. Los atenienses no atacaron ese día ni los posteriores, ya que temían varias cosas. Una de ellas era que al salir a campo abierto podían ser rodeados por la caballería persa, siendo atacados por los extremos y superarlos por la retaguardia, sin contar del poder destructivo de los arqueros persas (todo guerrero persa portaba una lanza, escudo, una lanza y un arco con un carcaj lleno de flechas. Esta última arma era la que realmente temían los griegos, ya que los persas no tenían nada que envidiar a los afamados arqueros Ingleses de la Guerra de los Cien años que hicieron tantos estragos entre los franceses). Además los atenienses tenían un suministro continuado de suministros y víveres, mientras que los persas tenían las provisiones que habían traído de sus embarcaciones. La situación se estanco, sin que persas ni atenienses decidieran a atacar, hasta que llego el 12 de Septiembre, fecha en la que los atenieses se decidieron a atacar por fin (algunos sitúan este hecho el 12 de Agosto). ¿Pero que motivo este cambio, que sucedió para que los atenienses pasado más de una semana se decidieran a atacar? La solución es que durante la noche Datis, el comandante persa decidio embarcar a su caballería y a parte de sus soldados y dirijirse con parte de la flota hacía Atenas para así sorprenderla, mientras que los hoplitas atenienses se quedaban clavados en Maraton y sin idea de lo que pasaba en su ciudad. Pero claro, ese era el plan persa sobre el tapete, pero Datis no contaba con un detalle y es que si bien los atenienses desde la posición que dominaban no podían ver el embarque persa, contaban con un arma secreta: 2 desertores al parecer de origen Dorio que por la noche llegaron al campamento griego y soltaron por la lengua el plan persa. El general Calimaco ordeno el ataque griego por la mañana, mientras que Miltiades ordeno al ejercito en formación de combate. Llego la mañana del 12 de septiembre y los primeros rayos del sol mañanero brillaban en los hoplones de los hoplitas (hoplon es el nombre de los escudos griegos) que estaban divididos es tres cuerpos, uno formaba en el ala derecha y otro en la izquierda, los dos flancos estaban compuestos como era habitualmente por 8 filas, como era habitual en la formación hoplitica. La tercera formación estaba dispuesta en el centro con tan solo 4 filas, lo que la hacía a los ojos más débil. Los generales griegos arengaron a sus hombres y un terrible grito de guerra de miles de gargantas atenienses emergió en aquella mañana, algo así como Eleleu, Eleleu. El centro ateniense empezó a avanzar adelantándose ligeramente a los flancos, mientras que estos se quedaban algo más rezagados. Al ser un ejército ciudadano, donde en teoría todos por igual eran iguales, los generales y los estrategos (encargados supremos de las expediciones guerreras) se situaron al frente de las formaciones, con Miltiades a la cabeza del centro de la formación. Los persas al darse cuenta de la avalancha que se les venía encima empezaron a llenar sus carcajes de flechas y a tensar los arcos. Rápidamente miles de persas se parapetaron detrás de sus escudos, formando así una barrare protectora para los arqueros. Mientras los atenienses seguían avanzando y cuando estuvieron a algo más de 500 metros (según Herodoto la distancia era de kilometro y medio) rompieron a correr dirigiendo sus escudos y sus mortíferas lanzas hacia el centro persa. Los persas empezaron a disparar oleadas de flechas, pero ante la rapidez de los atenienses no pudieron cebarse contra ellos, lo que provoco muy pocas bajas, cosa que habían previsto los griegos al ponerse a correr. Y entonces cientos de atenienses chocaron con una fuerza brutal contra los persas, los cuales empezaron a romperse su formación y siendo perforados por las lanzas ateniense. Pero ante aquel inicial éxito ateniense los persas retomaron la forma de su formación y empezando a hacer retroceder a algunos griegos. Mientras las alas ateniense seguían distanciadas y apenas habían entrado en combate, em el centro lo que había empezado a ser un retroceso por parte de algunos soldados atenienses empezó a ser una retirada generalizada. Los persas empezaron a avanzar hacia los atenienses, parecía que el exito estaba cuajando por parte de los persas. Pero entonces los flancos griegos empezaron a atacar y ante aquel brutal ataque, los persas empezaron a retroceder dejando el centro persa al descubierto por las alas. Los hoplitas de las alas empezaron a caer sobre los persas que tuvieron que retroceder y muchos empezaron a correr hacia la seguridad que les ofrecía sus naves. Pero algunos persas decidieron aun plantar cara a los atenienses, pero nada podían hacer grupos dispersos contra aquella formación de escudos que no ofrecían hueco alguno y con aquellas mortíferas puntas de hierro de las lanzas. Datis al ver todo aquello decidió que no todo estaba perdido y que lo mejor que podía hacer era embarcar a todo el ejército y unirse a los barcos que habían partido en la noche para atacar Atenas, ahora que podía, antes de producirse un desastre. Y así los persas se encaminaron a Atenas abandonando Maratón. Atrás dejaban cientos de cadáveres de sus compañeros, 7 barcos en poder de los griegos y unidades de infantería abandonadas a su suerte. Miltiades advirtió las ideas de Datis y no se entretuvo mucho con los soldados persas abandonados ni a rapiñar entre los cadáveres persas. Dejo unos cuantos soldados en el campo de batalla y se dirigió con el resto hacía Atenas para llegar antes que los Persas. Según cuenta la leyenda los ateniense mandaron a un mensajero llamado Phaedipas para anunciar la victoria ateniense y al llegar este y comunicárselo a sus compatriotas callo desfallecido y murió por el esfuerzo de la batalla, sus heridas y por la carrera que se había hachado entre pecho y espalda. Pero como digo es que este hecho es más un mito y un adorno dramático que algo real. Los atenienses llegaron antes que los persas (aunque parezca mentira fue así, maratón por tierra hace una línea recta hacia Atenas, mientras que por costa se tiene que dar varios más rodeos) y cuando estos llegaron se encontraron con los atenienses y decidieron volver a su tierra. Los atenienses habían ganado, consiguiendo una espectacular victoria, según, Herodoto los persas tuvieron 6400 bajas, algo que me parece exagerado y unos 192 ateniense muertos. Por la mañana los esperados espartanos llegaron, tarde, pero llegaron para dar la enhorabuena a sus aliados atenienses por la victoria que habían conseguido frente a los persas.
domingo, 23 de mayo de 2010
viernes, 21 de mayo de 2010
Personages destacados de la Primera Guerra Medica
- Hipias(muerto en 490 a. C.), fue tirano de Atenas del 527 al 510 a. C.
Hipias era hijo del tirano Pisístrato, al que sucedió junto con su hermano Hiparco. Fue Hipias quien asumió la dirección efectiva de los asuntos públicos, aunque no es fácil delimitar qué parte de los logros de la tiranía en Atenas fue obra del padre y cuál de los hijos, al menos hasta la muerte de Hiparco. Una de las actuaciones principales de Hipias fue la introducción de un nuevo sistema monetario en Atenas en 525 a. C. Por lo demás, sus primeros años en el poder estuvieron marcados por las sucesivas concesiones a la aristocracia y por una relativa estabilidad política.
El periodo de tranquilidad terminó con el asesinato de Hiparco, su hermano. Éste había abusado de su posición sometiendo a un asedio amoroso a Harmodio, amante de Aristogitón. Fueron la humillación y los celos los que llevaron a ambos a asesinar al tirano (514 a. C.), aunque la opinión popular ateniense los elevó al rango de héroes contra la opresión, especialmente después de que Hipias los hiciera ejecutar.
A partir de ese momento Hipias estableció un régimen de terror, desconfiando de todos y de todo y multiplicando las vejaciones contra las clases altas, mientras el panorama internacional se iba volviendo cada vez más sombrío: desaparición de los tiranos aliados, Polícrates de Samos y Ligdamis de Naxos; ofensiva persa que destroza el primer imperio marítimo ateniense, creado por Pisístrato; y, en fin, ruptura de relaciones entre Tebas y Atenas tras la alianza sellada por esta última con la ciudad de Platea.
Esparta, preocupada por la progresiva expansión de Atenas, duda en intervenir directamente. No se decidirá hasta el 511 a. C., a instancias del oráculo de Delfos, comprado por la familia exiliada de los Alcmeónidas -enemigos acérrimos de Hipias- mediante la construcción de un nuevo templo en la ciudad sagrada. Un primer ejército espartano a las órdenes de Anquímolio fue derrotado. Pero un nuevo intento dirigido por el propio rey de Esparta, Cleómenes I, consiguió sitiar a Hipias y sus seguidores en la Acrópolis ateniense. Para salvar las vidas de sus hijos, que habían caído en poder de los sitiadores, consintió en partir al destierro. (510 a. C.).
El exilio de Hipias supuso el inicio de la democracia en Atenas, que llegó con el alcmeónida Clístenes. Más tarde los espartanos consideraron que una Atenas libre y democrática podría representar un peligro para la hegemonía de Esparta e intentaron reponer a Hipias como tirano, pero éste se había refugiado ya en la corte persa de Darío I. Persia amenazó con atacar a Atenas si ésta no readmitía a Hipias, posibilidad que los atenienses rechazaron de plano aun a riesgo de entrar en conflicto con la gran potencia asiática. Poco después se produciría la Revuelta jónica contra los persas de 499 a. C., apoyada calurosamente por Atenas. Aplastado el levantamiento el 494, los persas buscaron el desquite. Hipias animó a Darío a iniciar la primera de las Guerras Médicas y participó en la expedición. Éste, entre otras cosas, aconsejó el desembarco en la llanura de Maratón. Resultó muerto en Lemnos, durante dicha guerra, poco después de la batalla de Maratón (490 a. C.).
-Datis (¿-?) (en elamita Datiya, en persa antiguo Dâtiça) fue un general medo, comandante en jefe de la fuerza expedicionaria persa durante la primera Guerra Médica, que acabó con la Batalla de Maratón en el 490 a. C.
Hay muy pocos textos antiguos acerca de la vida del medo Datis, quien tuvo que ser uno de los generales más importantes del imperio aqueménida en el primer cuarto del siglo V a. C. Nuestra fuente más extensa es el historiador griego Heródoto de Halicarnaso.
En el 499 a. C., los griegos del Asia Menor, más conocidos como jonios, se rebelaron contra el imperio aqueménida en la llamada Revuelta jónica. Los líderes pro-persas de las ciudades en rebelión fueron hechos presos, las guarniciones persas se vieron forzadas a rendirse y en el verano del 498 a. C., Sardes, capital de la satrapía de Lidia, fue destruida. El rey persa Darío I envió ejércitos para suprimir la revuelta y finalmente, en noviembre del 494 a. C., el último bastión rebelde, Mileto, tuvo que rendirse
En el 490 a. C., el rey Darío envió una expedición al oeste. Aproximadamente 600 navíos construidos en Cilicia fueron puestos a la mar para transportar tropas a través del Egeo. Datis y Artafernes, hijo de otro Artafernes y sobrino de Darío, comandaban la expedición. Heródoto presenta esta expedición como una acción punitiva contra Atenas y Eretria por su apoyo anterior a las ciudades jonias rebeldes, aunque seguro que había otros motivos. Los persas pretendían el dominio del Egeo para así crear una zona de seguridad entre la Grecia continental y el Asia Menor. Era el mismo proyecto que años atrás había sido propuesto a Artafernes padre por el tirano Aristágoras de Mileto, quien intentó en vano la conquista de Naxos, la mayor isla de las Cícladas.
Los principales objetivos de la expedición fueron logrados. Los persas se adueñaron de las Cícladas, y específicamente de Naxos. Posteriormente tomaron la isla de Delos, un centro cultural del mundo griego. El dios Apolo, a quien los persas creían la representación griega de su propio dios supremo Ahuramazda, recibió un espléndido sacrificio de Datis en forma de 300 talentos de incienso. Más tarde, el 1 de septiembre ocuparon Eubea y su capital Eretria (cuyos habitantes fueron deportados a Elam).
Datis tuvo dos hijos, Harmamitras y Titeo, quienes comandaron la caballería durante la expedición a Grecia de Jerjes I en el 480 a. C., en la segunda Guerra Médica.
-Artafernes Sobrino del rey persa Darío I, era hijo del hermano de Darío, el sátrapa de Lidia llamado también Artafernes, que había participado en la represión de la revuelta jónica, encabezada por Histieo de Mileto.
Dirigió el ejército persa en la expedición de 490 a. C. contra Grecia, durante la Primera Guerra Médica, conjuntamente con Datis, que dirigió la flota. Participó em la toma de Eretria, polis de la isla de Eubea, que fue totalmente destruida y cuya población fue deportada a Persia. Fue vencido poco después por Milcíades en la Batalla de Maratón y hubo de retroceder. Participó en 480 a. C. en la expedición dirigida por su primo Jerjes I, desempeñando un papel menor como representante de la casa real, en calidad de miembro de ésta
-Darío I el Grande (en persa antiguo Dārayawuš, "aquel que apoya firmemente el Bien", en persa moderno داریوش Dâriûsh, en griego clásico Δαρεῖος Dareîos) (circa 549-485 a. C.), fue un rey aqueménida de Persia (521 a. C.-485 a. C.). Darío era el hijo de Histaspes, sátrapa de Partia, nieto del rey Arsames; pertenecía por tanto a una rama secundaria de la familia real aqueménida. Darío pertenecía a una de las más poderosas familias que conformaban la nobleza del Imperio Aqueménida. Era miembro de la guardia real de Cambises II en el momento del suicidio del rey (522 a. C.), que cometió debido a su fracaso para detener la usurpación que el mago Gaumata había llevado a cabo, suplantando al fallecido Esmerdis, hermano de Cambises que el propio rey había mandado asesinar previamente.Nadie se atrevió a alzarse contra Gaumata, excepto Darío, quien, con la ayuda de seis nobles trató de recuperar el trono para la dinastía aqueménida. Tal como indica una inscripción posterior de Darío encontrada en Susa, tanto su padre Histaspes como su abuelo Arsames vivían aún en el momento de la usurpación de Gaumata, si bien fue Darío quien por edad heredó los derechos aqueménidas al trono persa, proclamando que había sido señalado como futuro rey mediante la hipomancia, la adivinación por los caballos. Ayudado por seis nobles persas, cuyos nombres honró posteriormente Darío en las líneas finales de la inscripción de Behistún, sorprendió y asesinó al usurpador en una fortaleza de Nisaya, en Media (octubre del 521 a. C.). Tras la muerte del mago, Darío contrajo matrimonio con Atosa, viuda del falso Esmerdis e hija de Ciro II; Jerjes I, hijo de ambos, sería el heredero y el futuro rey de Persia.El cambio repentino en el gobierno central del Imperio Aqueménida fue percibido por los gobernadores de las provincias orientales como el momento ideal para obtener su independencia.Además, en varias regiones del imperio, como en Susiana, Babilonia, Media, Margiana o Sagartia, surgieron usurpadores, que pretendían pertenecer, la mayoría de ellos, a las dinastías locales anteriores a la conquista persa, y dispusieron varios ejércitos propios para enfrentarse a Darío.No obstante Darío, con sólo un pequeño ejército de persas y medos y con algunos generales leales, pudo sobreponerse a todas estas dificultades, llegando a derrotar hasta nueve usurpadores, acabando con todas las rebeliones en poco tiempo, y controlando a la casta sacerdotal (520-519 a. C.).Babilonia (que se había sublevado dos veces), Susiana (con tres alzamientos) y Egipto fueron sometidos, y la autoridad de Darío fue restablecida en todo el imperio.Darío fue un destacado gobernante y organizador del imperio, revisando el sistema administrativo persa, así como su código legal. Sus revisiones sobre este código concernían a leyes sobre testimonios, comercio de esclavos, depósitos, sobornos y violaciones. También introdujo mejoras en el aspecto militar durante sus sucesivas campañas, como el servicio militar obligatorio, el pago a los guerreros, el entrenamiento militar y otras modificaciones en el ejército y la armada persa.Posiblemente el aspecto civil más destacado de su reinado fue la reorganización administrativa del imperio, algo que lo encumbró al nivel del propio Ciro para los persas de la posteridad. La nueva organización de las provincias y la fijación de los impuestos fue descrita por Heródoto (iii. 90 if.), quien contaba al parecer con buenas fuentes. Darío dividió el Imperio persa en veinte provincias, cada una bajo la supervisión de un gobernador o sátrapa. Este cargo era generalmente hereditario, y gozaba de una amplia autonomía, que permitía a cada provincia conservar sus propias leyes, tradiciones y clases dirigentes. No obstante, cada región era responsable del pago de un determinado tributo al emperador, en oro o plata, algo que algunas provincias acusaron con el paso del tiempo, como fue el caso de Babilonia.Darío es a menudo considerado como un gran financiero: estableció un patrón monetario con la introducción del dárico de oro, y fomentó el desarrollo del comercio a través de expediciones que abrieran nuevos mercados y rutas, siendo muy probable que Persia llegara a mantener contactos con Cartago (cf. el término Karka de la inscripción de Nakshi Rustam) en Sicilia e Italia. Su reinado se caracterizó así por el crecimiento de la población y el desarrollo de las actividades artesanales en las ciudades.
Los pesos y las medidas fueron normalizados (como el cúbito real o la medida del rey), pero solían coexistir con las tradicionales unidades egipcias y babilonias, lo cual incentivó el comercio debido a que nunca antes existió un mercado tan amplio como era el imperio persa. Las mejoras en la red de comunicaciones y la reordenación administrativa contribuyeron a dotar al imperio aqueménida de una aparente unidad comercial, basada en la generación de riqueza.
Darío procuraba obtener el bienestar de las naciones súbditas del imperio, y con este objetivo fomentó las ayudas a sus diferentes castas sacerdotales. Permitió a los judíos reconstruir el Templo de Jerusalén, a la vez que en Egipto es mencionado en varios templos que erigió en Menfis, Edfú y el Gran Oasis. Convocó a Tzahor, gran sacerdote de Sais, a Susa (como muestra la inscripción del Museo Vaticano), otorgándole poderes para reorganizar la Casa de la Vida, la gran institución médica del templo de Sais. En las tradiciones egipcias es mencionado como uno de los grandes benefactores y legisladores del país. Asimismo apoyó a los santuarios griegos (cf. la carta de Darío a Godatas, inspector del parque real cercano a Magnesia, donde exime impuestos y de trabajos obligados al territorio sagrado de Apolo), por lo que todos los oráculos griegos del Asia Menor y de la Europa controlada por los persas permanecieron de su lado durante las Guerras Médicas, disuadiendo a los griegos de cualquier tentativa de resistencia.
En el aspecto religioso, Darío aparece en todas sus inscripciones como un ferviente creyente de la religión monoteísta oficial, el zoroastrismo; Ahura Mazda es el único dios mencionado en las mismas. No obstante, demostró un profundo respeto y tolerancia por los otros cultos existentes en su imperio, una política tradicional de sus predecesores. También es mencionado adorando, sufragando o alabando varios panteones, una actitud a destacar en cuanto la mayoría de sus súbditos eran politeístas. Al igual que otros reyes persas, mantuvo la política contra la esclavitud, de manera que, por ejemplo, todos los trabajadores que trabajaron en Persépolis y en otros lugares eran remunerados, una idea revolucionaria para la época. Esta política de derechos humanos fue muy común en sus predecesores y en los posteriores reyes persas, siendo prácticamente el primer testimonio continuado de la misma.
Conquistas Las conquistas de Darío hacia el oeste del Imperio constituyeron un esfuerzo dirigido a la consolidación y aseguramiento de las fronteras heredadas de Ciro II el Grande y de Cambises II, más que una voluntad de expansión.
El primer territorio conquistado fue Samos, en el 519 a. C.; que no fue integrada en el Imperio, sino confiada al tirano Silosón, por orden de Darío. Ésta fue la primera incursión de los persas en la cuenca del Mar Egeo. En 513 a. C., después de una guerra civil en Cirene, fue sometida también la mayor parte de Libia.
Expedición a Escitia En 512 a. C., Darío encabezó una expedición a Escitia, cuyo objetivo final permanece incierto. Según Heródoto, reunió 700.000 hombres, acompañados de 600 naves; los efectivos fueron principalmente proporcionados por las ciudades griegas del Helesponto.La flota se dirigió hacia el Danubio, mientras tanto Darío sometía una parte de Tracia y del territorio de los getas. La flota se juntó en la desembocadura del Danubio y el ejército se adentró en territorio escita. Las poblaciones locales, muy diversas, resistieron el ataque rechazando a los persas en un enfrentamiento abierto. Darío se vio finalmente obligado a batirse en retirada, quedando el Danubio como la frontera definitiva del Imperio aqueménida. En el camino de vuelta se concluyó la conquista de Tracia. Ante la amenaza,Macedonia se sometió sin luchar y se convirtió en un protectorado.Heródoto refiere que Darío se aprestó enseguida a preparar una nueva expedición contra Grecia, que dirigiría personalmente, pero fue interumpida por una insurrección en Egipto en 486. Mientras se preparaba para intervenir, le sobrevino una enfermedad y murió en noviembre del mismo año. Fue inhumado en una tumba rupestre, que hizo construir en vida, en Naqsh-e Rostam.
Le sucedió su hijo Jerjes I a la cabeza del Imperio.
-Milcíades II el Joven, también llamado el Maratonómaco (hacia 550-488 a. C.), fue un político y general ateniense de la familia de los Filaidas, arconte epónimo de Atenas en 524 a. C., gobernador del Quersoneso tracio, y estratego en el año 490 a. C.Era hijo de Cimón I el Viejo, un hijo de Esteságoras I. Hermano suyo fue Esteságoras II. El nombre de Milcíades es propio y se repite en la familia de los Filaidas, siendo el más renombrado el de Milcíades II, por su victoria en Maratón. Otro miembro de la familia fue Milcíades I el Viejo.
Su primer hijo, Metíoco, no fue fruto de su matrimonio con Hegesípila. Con ella tuvo a su segundo hijo, Cimón II, más recordado y conocido por la historia únicamente como Cimón.Gobernó como tirano del Quersoneso tracio, donde fue enviado, a bordo de un trirreme, en el 516 a. C. por Hipias e Hiparco, los hijos del tirano Pisístrato, para que se hiciese cargo de la situación en el Quersoneso, tras la muerte de Esteságoras, su hermano, sucesor de su tío Milcíades I (hermanastro de su padre Cimón I). Dos años después, en el 514 a. C., Hiparco fue asesinado por Harmodio y Aristogitón .
El otro motivo por el que enviado, era el de asegurar el control de Atenas sobre los estrechos de la región (Helesponto) y que el suministro de trigo del Ponto pudiese llegar a Atenas sin problemas.
Tras su llegada, bajo el pretexto de guardar luto a su difunto hermano, se recluyó en su residencia. Allí acudieron los principales personajes del Quersoneso a darle el pésame, y a una orden de Milcíades fuero encarcelados y así eliminó la posible resistencia de los cabecillas locales. Controló el Quersoneso porque contrató a 500 mercenarios tracios y pudo erigirse en tirano al contar con apoyo tracio al casarse con Hegesípila I, una princesa tracia.En el 493 a. C., se vio obligado a volver a Atenas. Mientras tanto los persas habían desembarcado en una bahía en la Tetrápolis, la zona nororiental del Ática, a unos 40 km de al noroeste de Atenas. La bahía estaba protegida al norte de las peligrosas corrientes del estrecho de Eubea por el promontorio de Cinosura («la cola del perro»).
A dicha bahía daba una llanura de de unos 50 km de largo por 5 de ancho, que se extendía desde las estribaciones orientales del Pentélico. El terreno no era muy propicio para una batalla en la que se emplearan grandes efectivos, pues la llanura estaba dividida transversalmente por el torrente Caradro y en ambos extremos había zonas pantanosas, siendo la situada al norte impracticable.
Se ha aducido que las razones que impulsaron a los persas a desembarcar allí fueron los consejos de Hipias, que pensaría poder repetir con la ayuda de los partidarios que tenía en la Diacria, el éxito de su padre Pisístrato al regresar definitivamente a Atenas. La perspectiva de que Hipias volviera a ocupar el poder no disgustaba a ciertos sectores de las clases más humildes del Ática, que recordaban la atención que les había dispensado Pisístrato.
Casco dado en ofrenda al templo de Zeus en Olimpia por Milcíades.Cuando arribó Milcíades, sus enemigos políticos le hicieron comparecer ante un tribunal acusándolo, en virtud de una ley contra la tiranía, de haberla ejercido en el Quersoneso. Fútil pretexto, dado que la presencia de Milcíades en el Quersoneso había sido muy positiva para Atenas al asegurar el aprovisionamiento de cereales desde el Mar Negro. Las verdaderas razones debieron ser, posiblemente la oposición de un partido, entre los que estaban Temístocles y Arístides, frente a las demás facciones atenienses: los Alcmeónidas por su actitud no beligerante en la sublevación jonia; a los partidarios de los Pisistrátidas por el asesinato de su padre, Cimón I; y a los filopersas, en general, por haberse visto obligado a abandonar el Quersoneso.
Proceso que no prosperó y libre de cargos, (prueba de la inmensa popularidad de Milcíades en Atenas y el declive de la influencia política de sus adversarios) fue elegido estratego.
Fue el gran protagonista de la batalla de Maraton, donde ganaron los atenienses a los persas.
Los atenienses lo acusaron de traición y de ser sobornado por los persas para abandonar Paros. Milcíades, enfermo, por las heridas recibidas, fue defendido por sus amigos. El pueblo le absolvió de la pena de muerte, por su triunfo en Maratón y por la conquista de Lemnos, pero se le impuso una multa por un importe de 50 talentos (unos 1.295 kg de plata). Por no haber podido pagar esta multa al contado fue encerrado en prisión, muriendo después del juicio a causa de la pierna gangrenada. La multa de 50 talentos la haría efectiva su hijo Cimón.
En la acera izquierda de la Vía Sacra de Delfos se encuentran los restos de un exvoto ofrecido por Atenas en recuerdo de los fallecidos en Maratón, entre las estatuas estaba Milcíades, en este momento se deduce que ya estaba rehabilitado, por lo cual esta escultura debió donarse en torno al 460 a. C., y no en el 490 a. C., fecha de la batalla. El grupo escultórico fue atribuido a Fidias, realizado en bronce, compuesto por dieciséis figuras.
-Aristágoras de Mileto (¿-?), tirano de la ciudad jonia de Mileto a finales del siglo VI y principios del siglo V a. C.Aristágoras era hijo de Molpagoras y yerno (y sobrino) de Histieo, a quien los persas habían colocado al frente de la ciudad de Mileto en calidad de tirano. Aristágoras tomó el control de la ciudad cuando Histieo fue promocionado como consejero del rey aqueménida Darío I.
Cuando la mayor isla de las Cícladas, Naxos, se rebeló en el año 502 a. C. instaurando una democracia y expulsando a los señores filopersas de la isla, éstos solicitaron la ayuda de Aristágoras, quien aceptó, asumiendo que sería reconocido como líder de la misma. Para ello convenció a Artafernes, sátrapa de Lidia y hermano de Darío I, acerca de la conveniencia de tomar el control de Naxos. Artafernes, previa consulta a Darío, aceptó a cambio de que la expedición fuera comandada por un persa, Megabates. Debido a, entre otras causas, las diferencias habidas entre Megabates y Aristágoras, la expedición (501 a. C.) fue un fracaso, ya que Megabates avisó a los habitantes de la isla de que se acercaba la flota para invadirles.Quizás por miedo a ser castigado por Artafernes por haberle dicho que Naxos sería fácilmente derrotada, o quizás para recuperar vía botín de guerra todo lo que había perdido en el asedio a Naxos, Aristágoras provocó que Mileto se rebelara contra Persia. Parece además, que recibió órdenes expresas de Histieo de rebelarse (Histieo pretendería supuestamente que los persas aplastaran la rebelión para ser repuesto en el cargo de tirano). En el 499 a. C., Aristágoras contaba con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos, excepto del geógrafo Hecateo. Se instauró una democracia y pronto algunas ciudades griegas jonias se sumaron a la rebelión. Cada una podía tener su propia razón para hacerlo. Lo que parece claro es que el hecho de que algunas otras quedaran al margen indica que no fue un levantamiento conjunto por un sentimiento de identidad unitaria, sino más bien un aprovechamiento de las circunstancias para sacudirse el dominio persa. Seguramente tenía mucho que ver el elevado tributo al que estaban obligadas a contribuir.
Aristágoras marchó entonces a Grecia para solicitar apoyo de las polis griegas. Pidió inicialmente apoyo de Esparta, argumentando que una invasión a Persia sería fácil y que la capital Susa se encontraba sólo a 3 meses de camino, pero el rey Cleómenes I decidió mantenerse al margen. Tuvo más éxito con Atenas y Eretria, capital de la isla de Eubea, quienes enviaron 20 y 5 navíos respectivamente con sus tripulaciones, menos de lo que Aristágoras esperaba pero suficientes para lograr ese respaldo moral que los sublevados necesitaban.
Según el historiador griego Heródoto de Halicarnaso, era más fácil convencer a una asamblea de miles de atenienses que a un solo rey espartiata. Inicialmente la revuelta tuvo bastante éxito pues los griegos llegaron a la capital de Lidia, (Sardes), arrasando parte de la ciudad. Artafernes defendió con éxito la ciudadela, y cuando los griegos se retiraban, salió a su encuentro derrotándoles. La rebelión finalizó posteriormente en el 494 a. C. con la toma y destrucción de Mileto.
El final [editar]Antes del final de la revuelta, y viendo la derrota que se avecinaba, Aristágoras huyó a Tracia, a la colonia milesia de Mircino, donde intentó establecer una nueva colonia en el río Estrimón, en el mismo sitio donde posteriormente se asentó la colonia ateniense de Anfípolis. Murió a manos de los tracios cuando estaba atacando una ciudad tracia vecina.
Biografias sacadas de la Wikipedia y de la enciclopedia Vox.
Hipias era hijo del tirano Pisístrato, al que sucedió junto con su hermano Hiparco. Fue Hipias quien asumió la dirección efectiva de los asuntos públicos, aunque no es fácil delimitar qué parte de los logros de la tiranía en Atenas fue obra del padre y cuál de los hijos, al menos hasta la muerte de Hiparco. Una de las actuaciones principales de Hipias fue la introducción de un nuevo sistema monetario en Atenas en 525 a. C. Por lo demás, sus primeros años en el poder estuvieron marcados por las sucesivas concesiones a la aristocracia y por una relativa estabilidad política.
El periodo de tranquilidad terminó con el asesinato de Hiparco, su hermano. Éste había abusado de su posición sometiendo a un asedio amoroso a Harmodio, amante de Aristogitón. Fueron la humillación y los celos los que llevaron a ambos a asesinar al tirano (514 a. C.), aunque la opinión popular ateniense los elevó al rango de héroes contra la opresión, especialmente después de que Hipias los hiciera ejecutar.
A partir de ese momento Hipias estableció un régimen de terror, desconfiando de todos y de todo y multiplicando las vejaciones contra las clases altas, mientras el panorama internacional se iba volviendo cada vez más sombrío: desaparición de los tiranos aliados, Polícrates de Samos y Ligdamis de Naxos; ofensiva persa que destroza el primer imperio marítimo ateniense, creado por Pisístrato; y, en fin, ruptura de relaciones entre Tebas y Atenas tras la alianza sellada por esta última con la ciudad de Platea.
Esparta, preocupada por la progresiva expansión de Atenas, duda en intervenir directamente. No se decidirá hasta el 511 a. C., a instancias del oráculo de Delfos, comprado por la familia exiliada de los Alcmeónidas -enemigos acérrimos de Hipias- mediante la construcción de un nuevo templo en la ciudad sagrada. Un primer ejército espartano a las órdenes de Anquímolio fue derrotado. Pero un nuevo intento dirigido por el propio rey de Esparta, Cleómenes I, consiguió sitiar a Hipias y sus seguidores en la Acrópolis ateniense. Para salvar las vidas de sus hijos, que habían caído en poder de los sitiadores, consintió en partir al destierro. (510 a. C.).
El exilio de Hipias supuso el inicio de la democracia en Atenas, que llegó con el alcmeónida Clístenes. Más tarde los espartanos consideraron que una Atenas libre y democrática podría representar un peligro para la hegemonía de Esparta e intentaron reponer a Hipias como tirano, pero éste se había refugiado ya en la corte persa de Darío I. Persia amenazó con atacar a Atenas si ésta no readmitía a Hipias, posibilidad que los atenienses rechazaron de plano aun a riesgo de entrar en conflicto con la gran potencia asiática. Poco después se produciría la Revuelta jónica contra los persas de 499 a. C., apoyada calurosamente por Atenas. Aplastado el levantamiento el 494, los persas buscaron el desquite. Hipias animó a Darío a iniciar la primera de las Guerras Médicas y participó en la expedición. Éste, entre otras cosas, aconsejó el desembarco en la llanura de Maratón. Resultó muerto en Lemnos, durante dicha guerra, poco después de la batalla de Maratón (490 a. C.).
-Datis (¿-?) (en elamita Datiya, en persa antiguo Dâtiça) fue un general medo, comandante en jefe de la fuerza expedicionaria persa durante la primera Guerra Médica, que acabó con la Batalla de Maratón en el 490 a. C.
Hay muy pocos textos antiguos acerca de la vida del medo Datis, quien tuvo que ser uno de los generales más importantes del imperio aqueménida en el primer cuarto del siglo V a. C. Nuestra fuente más extensa es el historiador griego Heródoto de Halicarnaso.
En el 499 a. C., los griegos del Asia Menor, más conocidos como jonios, se rebelaron contra el imperio aqueménida en la llamada Revuelta jónica. Los líderes pro-persas de las ciudades en rebelión fueron hechos presos, las guarniciones persas se vieron forzadas a rendirse y en el verano del 498 a. C., Sardes, capital de la satrapía de Lidia, fue destruida. El rey persa Darío I envió ejércitos para suprimir la revuelta y finalmente, en noviembre del 494 a. C., el último bastión rebelde, Mileto, tuvo que rendirse
En el 490 a. C., el rey Darío envió una expedición al oeste. Aproximadamente 600 navíos construidos en Cilicia fueron puestos a la mar para transportar tropas a través del Egeo. Datis y Artafernes, hijo de otro Artafernes y sobrino de Darío, comandaban la expedición. Heródoto presenta esta expedición como una acción punitiva contra Atenas y Eretria por su apoyo anterior a las ciudades jonias rebeldes, aunque seguro que había otros motivos. Los persas pretendían el dominio del Egeo para así crear una zona de seguridad entre la Grecia continental y el Asia Menor. Era el mismo proyecto que años atrás había sido propuesto a Artafernes padre por el tirano Aristágoras de Mileto, quien intentó en vano la conquista de Naxos, la mayor isla de las Cícladas.
Los principales objetivos de la expedición fueron logrados. Los persas se adueñaron de las Cícladas, y específicamente de Naxos. Posteriormente tomaron la isla de Delos, un centro cultural del mundo griego. El dios Apolo, a quien los persas creían la representación griega de su propio dios supremo Ahuramazda, recibió un espléndido sacrificio de Datis en forma de 300 talentos de incienso. Más tarde, el 1 de septiembre ocuparon Eubea y su capital Eretria (cuyos habitantes fueron deportados a Elam).
Datis tuvo dos hijos, Harmamitras y Titeo, quienes comandaron la caballería durante la expedición a Grecia de Jerjes I en el 480 a. C., en la segunda Guerra Médica.
-Artafernes Sobrino del rey persa Darío I, era hijo del hermano de Darío, el sátrapa de Lidia llamado también Artafernes, que había participado en la represión de la revuelta jónica, encabezada por Histieo de Mileto.
Dirigió el ejército persa en la expedición de 490 a. C. contra Grecia, durante la Primera Guerra Médica, conjuntamente con Datis, que dirigió la flota. Participó em la toma de Eretria, polis de la isla de Eubea, que fue totalmente destruida y cuya población fue deportada a Persia. Fue vencido poco después por Milcíades en la Batalla de Maratón y hubo de retroceder. Participó en 480 a. C. en la expedición dirigida por su primo Jerjes I, desempeñando un papel menor como representante de la casa real, en calidad de miembro de ésta
-Darío I el Grande (en persa antiguo Dārayawuš, "aquel que apoya firmemente el Bien", en persa moderno داریوش Dâriûsh, en griego clásico Δαρεῖος Dareîos) (circa 549-485 a. C.), fue un rey aqueménida de Persia (521 a. C.-485 a. C.). Darío era el hijo de Histaspes, sátrapa de Partia, nieto del rey Arsames; pertenecía por tanto a una rama secundaria de la familia real aqueménida. Darío pertenecía a una de las más poderosas familias que conformaban la nobleza del Imperio Aqueménida. Era miembro de la guardia real de Cambises II en el momento del suicidio del rey (522 a. C.), que cometió debido a su fracaso para detener la usurpación que el mago Gaumata había llevado a cabo, suplantando al fallecido Esmerdis, hermano de Cambises que el propio rey había mandado asesinar previamente.Nadie se atrevió a alzarse contra Gaumata, excepto Darío, quien, con la ayuda de seis nobles trató de recuperar el trono para la dinastía aqueménida. Tal como indica una inscripción posterior de Darío encontrada en Susa, tanto su padre Histaspes como su abuelo Arsames vivían aún en el momento de la usurpación de Gaumata, si bien fue Darío quien por edad heredó los derechos aqueménidas al trono persa, proclamando que había sido señalado como futuro rey mediante la hipomancia, la adivinación por los caballos. Ayudado por seis nobles persas, cuyos nombres honró posteriormente Darío en las líneas finales de la inscripción de Behistún, sorprendió y asesinó al usurpador en una fortaleza de Nisaya, en Media (octubre del 521 a. C.). Tras la muerte del mago, Darío contrajo matrimonio con Atosa, viuda del falso Esmerdis e hija de Ciro II; Jerjes I, hijo de ambos, sería el heredero y el futuro rey de Persia.El cambio repentino en el gobierno central del Imperio Aqueménida fue percibido por los gobernadores de las provincias orientales como el momento ideal para obtener su independencia.Además, en varias regiones del imperio, como en Susiana, Babilonia, Media, Margiana o Sagartia, surgieron usurpadores, que pretendían pertenecer, la mayoría de ellos, a las dinastías locales anteriores a la conquista persa, y dispusieron varios ejércitos propios para enfrentarse a Darío.No obstante Darío, con sólo un pequeño ejército de persas y medos y con algunos generales leales, pudo sobreponerse a todas estas dificultades, llegando a derrotar hasta nueve usurpadores, acabando con todas las rebeliones en poco tiempo, y controlando a la casta sacerdotal (520-519 a. C.).Babilonia (que se había sublevado dos veces), Susiana (con tres alzamientos) y Egipto fueron sometidos, y la autoridad de Darío fue restablecida en todo el imperio.Darío fue un destacado gobernante y organizador del imperio, revisando el sistema administrativo persa, así como su código legal. Sus revisiones sobre este código concernían a leyes sobre testimonios, comercio de esclavos, depósitos, sobornos y violaciones. También introdujo mejoras en el aspecto militar durante sus sucesivas campañas, como el servicio militar obligatorio, el pago a los guerreros, el entrenamiento militar y otras modificaciones en el ejército y la armada persa.Posiblemente el aspecto civil más destacado de su reinado fue la reorganización administrativa del imperio, algo que lo encumbró al nivel del propio Ciro para los persas de la posteridad. La nueva organización de las provincias y la fijación de los impuestos fue descrita por Heródoto (iii. 90 if.), quien contaba al parecer con buenas fuentes. Darío dividió el Imperio persa en veinte provincias, cada una bajo la supervisión de un gobernador o sátrapa. Este cargo era generalmente hereditario, y gozaba de una amplia autonomía, que permitía a cada provincia conservar sus propias leyes, tradiciones y clases dirigentes. No obstante, cada región era responsable del pago de un determinado tributo al emperador, en oro o plata, algo que algunas provincias acusaron con el paso del tiempo, como fue el caso de Babilonia.Darío es a menudo considerado como un gran financiero: estableció un patrón monetario con la introducción del dárico de oro, y fomentó el desarrollo del comercio a través de expediciones que abrieran nuevos mercados y rutas, siendo muy probable que Persia llegara a mantener contactos con Cartago (cf. el término Karka de la inscripción de Nakshi Rustam) en Sicilia e Italia. Su reinado se caracterizó así por el crecimiento de la población y el desarrollo de las actividades artesanales en las ciudades.
Los pesos y las medidas fueron normalizados (como el cúbito real o la medida del rey), pero solían coexistir con las tradicionales unidades egipcias y babilonias, lo cual incentivó el comercio debido a que nunca antes existió un mercado tan amplio como era el imperio persa. Las mejoras en la red de comunicaciones y la reordenación administrativa contribuyeron a dotar al imperio aqueménida de una aparente unidad comercial, basada en la generación de riqueza.
Darío procuraba obtener el bienestar de las naciones súbditas del imperio, y con este objetivo fomentó las ayudas a sus diferentes castas sacerdotales. Permitió a los judíos reconstruir el Templo de Jerusalén, a la vez que en Egipto es mencionado en varios templos que erigió en Menfis, Edfú y el Gran Oasis. Convocó a Tzahor, gran sacerdote de Sais, a Susa (como muestra la inscripción del Museo Vaticano), otorgándole poderes para reorganizar la Casa de la Vida, la gran institución médica del templo de Sais. En las tradiciones egipcias es mencionado como uno de los grandes benefactores y legisladores del país. Asimismo apoyó a los santuarios griegos (cf. la carta de Darío a Godatas, inspector del parque real cercano a Magnesia, donde exime impuestos y de trabajos obligados al territorio sagrado de Apolo), por lo que todos los oráculos griegos del Asia Menor y de la Europa controlada por los persas permanecieron de su lado durante las Guerras Médicas, disuadiendo a los griegos de cualquier tentativa de resistencia.
En el aspecto religioso, Darío aparece en todas sus inscripciones como un ferviente creyente de la religión monoteísta oficial, el zoroastrismo; Ahura Mazda es el único dios mencionado en las mismas. No obstante, demostró un profundo respeto y tolerancia por los otros cultos existentes en su imperio, una política tradicional de sus predecesores. También es mencionado adorando, sufragando o alabando varios panteones, una actitud a destacar en cuanto la mayoría de sus súbditos eran politeístas. Al igual que otros reyes persas, mantuvo la política contra la esclavitud, de manera que, por ejemplo, todos los trabajadores que trabajaron en Persépolis y en otros lugares eran remunerados, una idea revolucionaria para la época. Esta política de derechos humanos fue muy común en sus predecesores y en los posteriores reyes persas, siendo prácticamente el primer testimonio continuado de la misma.
Conquistas Las conquistas de Darío hacia el oeste del Imperio constituyeron un esfuerzo dirigido a la consolidación y aseguramiento de las fronteras heredadas de Ciro II el Grande y de Cambises II, más que una voluntad de expansión.
El primer territorio conquistado fue Samos, en el 519 a. C.; que no fue integrada en el Imperio, sino confiada al tirano Silosón, por orden de Darío. Ésta fue la primera incursión de los persas en la cuenca del Mar Egeo. En 513 a. C., después de una guerra civil en Cirene, fue sometida también la mayor parte de Libia.
Expedición a Escitia En 512 a. C., Darío encabezó una expedición a Escitia, cuyo objetivo final permanece incierto. Según Heródoto, reunió 700.000 hombres, acompañados de 600 naves; los efectivos fueron principalmente proporcionados por las ciudades griegas del Helesponto.La flota se dirigió hacia el Danubio, mientras tanto Darío sometía una parte de Tracia y del territorio de los getas. La flota se juntó en la desembocadura del Danubio y el ejército se adentró en territorio escita. Las poblaciones locales, muy diversas, resistieron el ataque rechazando a los persas en un enfrentamiento abierto. Darío se vio finalmente obligado a batirse en retirada, quedando el Danubio como la frontera definitiva del Imperio aqueménida. En el camino de vuelta se concluyó la conquista de Tracia. Ante la amenaza,Macedonia se sometió sin luchar y se convirtió en un protectorado.Heródoto refiere que Darío se aprestó enseguida a preparar una nueva expedición contra Grecia, que dirigiría personalmente, pero fue interumpida por una insurrección en Egipto en 486. Mientras se preparaba para intervenir, le sobrevino una enfermedad y murió en noviembre del mismo año. Fue inhumado en una tumba rupestre, que hizo construir en vida, en Naqsh-e Rostam.
Le sucedió su hijo Jerjes I a la cabeza del Imperio.
-Milcíades II el Joven, también llamado el Maratonómaco (hacia 550-488 a. C.), fue un político y general ateniense de la familia de los Filaidas, arconte epónimo de Atenas en 524 a. C., gobernador del Quersoneso tracio, y estratego en el año 490 a. C.Era hijo de Cimón I el Viejo, un hijo de Esteságoras I. Hermano suyo fue Esteságoras II. El nombre de Milcíades es propio y se repite en la familia de los Filaidas, siendo el más renombrado el de Milcíades II, por su victoria en Maratón. Otro miembro de la familia fue Milcíades I el Viejo.
Su primer hijo, Metíoco, no fue fruto de su matrimonio con Hegesípila. Con ella tuvo a su segundo hijo, Cimón II, más recordado y conocido por la historia únicamente como Cimón.Gobernó como tirano del Quersoneso tracio, donde fue enviado, a bordo de un trirreme, en el 516 a. C. por Hipias e Hiparco, los hijos del tirano Pisístrato, para que se hiciese cargo de la situación en el Quersoneso, tras la muerte de Esteságoras, su hermano, sucesor de su tío Milcíades I (hermanastro de su padre Cimón I). Dos años después, en el 514 a. C., Hiparco fue asesinado por Harmodio y Aristogitón .
El otro motivo por el que enviado, era el de asegurar el control de Atenas sobre los estrechos de la región (Helesponto) y que el suministro de trigo del Ponto pudiese llegar a Atenas sin problemas.
Tras su llegada, bajo el pretexto de guardar luto a su difunto hermano, se recluyó en su residencia. Allí acudieron los principales personajes del Quersoneso a darle el pésame, y a una orden de Milcíades fuero encarcelados y así eliminó la posible resistencia de los cabecillas locales. Controló el Quersoneso porque contrató a 500 mercenarios tracios y pudo erigirse en tirano al contar con apoyo tracio al casarse con Hegesípila I, una princesa tracia.En el 493 a. C., se vio obligado a volver a Atenas. Mientras tanto los persas habían desembarcado en una bahía en la Tetrápolis, la zona nororiental del Ática, a unos 40 km de al noroeste de Atenas. La bahía estaba protegida al norte de las peligrosas corrientes del estrecho de Eubea por el promontorio de Cinosura («la cola del perro»).
A dicha bahía daba una llanura de de unos 50 km de largo por 5 de ancho, que se extendía desde las estribaciones orientales del Pentélico. El terreno no era muy propicio para una batalla en la que se emplearan grandes efectivos, pues la llanura estaba dividida transversalmente por el torrente Caradro y en ambos extremos había zonas pantanosas, siendo la situada al norte impracticable.
Se ha aducido que las razones que impulsaron a los persas a desembarcar allí fueron los consejos de Hipias, que pensaría poder repetir con la ayuda de los partidarios que tenía en la Diacria, el éxito de su padre Pisístrato al regresar definitivamente a Atenas. La perspectiva de que Hipias volviera a ocupar el poder no disgustaba a ciertos sectores de las clases más humildes del Ática, que recordaban la atención que les había dispensado Pisístrato.
Casco dado en ofrenda al templo de Zeus en Olimpia por Milcíades.Cuando arribó Milcíades, sus enemigos políticos le hicieron comparecer ante un tribunal acusándolo, en virtud de una ley contra la tiranía, de haberla ejercido en el Quersoneso. Fútil pretexto, dado que la presencia de Milcíades en el Quersoneso había sido muy positiva para Atenas al asegurar el aprovisionamiento de cereales desde el Mar Negro. Las verdaderas razones debieron ser, posiblemente la oposición de un partido, entre los que estaban Temístocles y Arístides, frente a las demás facciones atenienses: los Alcmeónidas por su actitud no beligerante en la sublevación jonia; a los partidarios de los Pisistrátidas por el asesinato de su padre, Cimón I; y a los filopersas, en general, por haberse visto obligado a abandonar el Quersoneso.
Proceso que no prosperó y libre de cargos, (prueba de la inmensa popularidad de Milcíades en Atenas y el declive de la influencia política de sus adversarios) fue elegido estratego.
Fue el gran protagonista de la batalla de Maraton, donde ganaron los atenienses a los persas.
Los atenienses lo acusaron de traición y de ser sobornado por los persas para abandonar Paros. Milcíades, enfermo, por las heridas recibidas, fue defendido por sus amigos. El pueblo le absolvió de la pena de muerte, por su triunfo en Maratón y por la conquista de Lemnos, pero se le impuso una multa por un importe de 50 talentos (unos 1.295 kg de plata). Por no haber podido pagar esta multa al contado fue encerrado en prisión, muriendo después del juicio a causa de la pierna gangrenada. La multa de 50 talentos la haría efectiva su hijo Cimón.
En la acera izquierda de la Vía Sacra de Delfos se encuentran los restos de un exvoto ofrecido por Atenas en recuerdo de los fallecidos en Maratón, entre las estatuas estaba Milcíades, en este momento se deduce que ya estaba rehabilitado, por lo cual esta escultura debió donarse en torno al 460 a. C., y no en el 490 a. C., fecha de la batalla. El grupo escultórico fue atribuido a Fidias, realizado en bronce, compuesto por dieciséis figuras.
-Aristágoras de Mileto (¿-?), tirano de la ciudad jonia de Mileto a finales del siglo VI y principios del siglo V a. C.Aristágoras era hijo de Molpagoras y yerno (y sobrino) de Histieo, a quien los persas habían colocado al frente de la ciudad de Mileto en calidad de tirano. Aristágoras tomó el control de la ciudad cuando Histieo fue promocionado como consejero del rey aqueménida Darío I.
Cuando la mayor isla de las Cícladas, Naxos, se rebeló en el año 502 a. C. instaurando una democracia y expulsando a los señores filopersas de la isla, éstos solicitaron la ayuda de Aristágoras, quien aceptó, asumiendo que sería reconocido como líder de la misma. Para ello convenció a Artafernes, sátrapa de Lidia y hermano de Darío I, acerca de la conveniencia de tomar el control de Naxos. Artafernes, previa consulta a Darío, aceptó a cambio de que la expedición fuera comandada por un persa, Megabates. Debido a, entre otras causas, las diferencias habidas entre Megabates y Aristágoras, la expedición (501 a. C.) fue un fracaso, ya que Megabates avisó a los habitantes de la isla de que se acercaba la flota para invadirles.Quizás por miedo a ser castigado por Artafernes por haberle dicho que Naxos sería fácilmente derrotada, o quizás para recuperar vía botín de guerra todo lo que había perdido en el asedio a Naxos, Aristágoras provocó que Mileto se rebelara contra Persia. Parece además, que recibió órdenes expresas de Histieo de rebelarse (Histieo pretendería supuestamente que los persas aplastaran la rebelión para ser repuesto en el cargo de tirano). En el 499 a. C., Aristágoras contaba con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos, excepto del geógrafo Hecateo. Se instauró una democracia y pronto algunas ciudades griegas jonias se sumaron a la rebelión. Cada una podía tener su propia razón para hacerlo. Lo que parece claro es que el hecho de que algunas otras quedaran al margen indica que no fue un levantamiento conjunto por un sentimiento de identidad unitaria, sino más bien un aprovechamiento de las circunstancias para sacudirse el dominio persa. Seguramente tenía mucho que ver el elevado tributo al que estaban obligadas a contribuir.
Aristágoras marchó entonces a Grecia para solicitar apoyo de las polis griegas. Pidió inicialmente apoyo de Esparta, argumentando que una invasión a Persia sería fácil y que la capital Susa se encontraba sólo a 3 meses de camino, pero el rey Cleómenes I decidió mantenerse al margen. Tuvo más éxito con Atenas y Eretria, capital de la isla de Eubea, quienes enviaron 20 y 5 navíos respectivamente con sus tripulaciones, menos de lo que Aristágoras esperaba pero suficientes para lograr ese respaldo moral que los sublevados necesitaban.
Según el historiador griego Heródoto de Halicarnaso, era más fácil convencer a una asamblea de miles de atenienses que a un solo rey espartiata. Inicialmente la revuelta tuvo bastante éxito pues los griegos llegaron a la capital de Lidia, (Sardes), arrasando parte de la ciudad. Artafernes defendió con éxito la ciudadela, y cuando los griegos se retiraban, salió a su encuentro derrotándoles. La rebelión finalizó posteriormente en el 494 a. C. con la toma y destrucción de Mileto.
El final [editar]Antes del final de la revuelta, y viendo la derrota que se avecinaba, Aristágoras huyó a Tracia, a la colonia milesia de Mircino, donde intentó establecer una nueva colonia en el río Estrimón, en el mismo sitio donde posteriormente se asentó la colonia ateniense de Anfípolis. Murió a manos de los tracios cuando estaba atacando una ciudad tracia vecina.
Biografias sacadas de la Wikipedia y de la enciclopedia Vox.
Primera Guerra Medica y las revueltas jonicas.
La primera Guerra Medica fue parte de un conjunto de guerras entre el poderoso Imperio Persa y algunas ciudades estados de la Grecia continental durante el siglo V. El motivo de este nombre fue por el termino Medo, el cual los griegos aplicaban a los persas, aunque esta calificación era errónea, ya que Media era parte del imperio Persa y estaba subyugada a su poder. Pero los antecedentes de este conflicto están enterrados unos siglos antes y no en Grecia ni en el imperio persa sino en la Jonia durante el siglo VI. El Imperio persa durante el siglo VI llego a las fronteras del poderoso reino de Lidia, el cual controlaba las costas y las ciudades jónicas. El monarca persa por aquel tiempo era el legendario Ciro el grande, fundador del Imperio persa el cual después de derrotar al también mítico Creso se anexiono toda Lidia y la Jonia. Después de Ciro gobernó Darío I el cual aplico una política tolerante para todo su Imperio, incluida Jonia, pero a pesar de esto las ciudades Jonias se vieron perjudicadas en materia de comercio, ya que los persas tendieron a beneficiar a los fenicios, pueblo que estaba sometido a control persa durante más tiempo que el Jonio. Además las colonias Jonias independientes fueron cayendo en manos persas, limitando la prosperidad y la independencia económica y mercantil de los Jonios. Por todo esto los Jonios empezaron a sentir un profundo resentimiento por sus nuevos amos y ver que el yugo persa era demasiado pesado para ellos. Así en este estado de cosas el tirano de Mileto, Aristagoras en el año 499 a.c aprovecho esta situación para levantar las ciudades jonias contra los persas, pero los jonios no podían contra el abrumador poder persa y pidieron a las metrópolis de la Helade ayuda, pero solo Atenas respondió mandando unos pocos barcos y también ayudada por Eretria (Isla de Eubea). Reunidas todas sus fuerzas el ejército griego se apresuro en atacar la ciudad de Sardes, capital de la satrapía de Lidia, la cual quedo devastada por las llamas, mientras que la flota recuperaba Bizancio. Pero a pesar de este éxito inicial Darío contraataco de inmediato y fulmino al ejército griego en Efeso y hundió todas las naves griegas en la batalla de Lade. Después de todo esto los persas fueron conquistando una tras otra todas las ciudades Jonias que se habían rebelado incluida Mileto, donde la mayoría de la población pereció y el restante fue deportado, mientras que Aristagoras murió luchando contra los Tracios. Fin de la revuelta Jonia. Pero Darío no estaba conforme, sabiendo que algunas ciudades griegas se habían prestado a apoyar la revuelta, por lo que decidió que más tarde o más temprano habría que castigarles por su atrevimiento e insolencia. Algunos griegos eran conscientes de este peligro, sobre todo Temistocles general ateniense, el cual decidió fortificar el puerto del Pireo y desarrollar una potente flota ateniense, pero sus planes se vieron modificados al prevalecer la opinión de su mayor rival político, Milciades, que opinaba que el enfrentamiento contra los persas debía de ser en tierra y su idea no era otra que enfrentar las falanges hoplitas contra los mortíferos arqueros persas y su envolvente caballería. Pero la guerra contra Atenas tardaría aun unos años en producirse, en el año 492 Darío envió a su yerno Mardonio, con un ejército y una flota para controlar Jonia de una vez por todas y conquistar Tracia. Esto indicaría que la intención Persa era la de penetrar por Grecia por el norte. Pero todo esto se vio truncado por una tormenta que daño gravemente la flota persa y en esta tormenta quedo gravemente herido Mardonio, el cual se retiro para recuperarse de sus heridas. La campaña se saldo con la conquista de Tracia y Macedonia quedo como una especie de estado vasallo. Por el momento los griegos continentales se habían salvado, pero solo de momento. Un hecho curioso fue el que tubo antes de la gran tormenta que daño a los persas, Darío envió embajadores a Atenas y a Esparta así como a otras ciudades, estos embajadores pedían como buena voluntad por parte de los griegos un tributo simbólico de agua y tierra, pero tanto los embajadores que acudieron a Esparta y Atenas fueron arrojados a unos pozos con el grito de coger el agua y la tierra de lo profundo de los pozos( algún fan de la película 300 le sonara esto cuando Leonidas gritas ESTO ES ESPARTA y arroja al emisario al pozo y es que es el mismo hecho, salvo que la película lo sitúa en la II Guerra Medica, cuando en realidad fue en la I). Llega el verano del 490 a.c y Dario nombra a su sobrino Artafernes y al medo Datis como comandantes de la flota persa y de un ejército con el objetivo principal de conquistar Atenas. Dicha flota conquista las Islas Cicladas y Eubea, tienen ya el camino despejado el ejercito persa para conquistar Atenas, desembarcan en las playas del Atica en la llanura de Maraton aconsejados por el ex tirano Ateniense Hipias el cual había desembarcado con su padre el tirano Pisístrato hacia ya casi 50 años en esas playas antes de ganar la batalla de Pelene donde se les había unido muchos simpatizantes, seguramente pensaba que eso también ocurriría esta vez pero se equivocaba. Además Maraton daba la oportunidad de desembarcar a todo el ejército. Cuando la noticia llego a Atenas los atenienses por iniciativa de Milciades decidieron salirles al encuentro y enfrentarse a ellos en campo abierto. Después de una semana los griegos atacaron a los persas, temiendo que estos últimos se cansaran de esperar y embarcaran a parte de su ejército y atacaran Atenas. Así el 12 de Septiembre de 490 los atenienses y los persas se enfrentaron y estos primeros derrotaron a los persas causándoles numerosas bajas, pero no acabaron con el ejército persa ni de lejos. Datis decidió embarcar a casi todos sus efectivos y marcho rumbo a Atenas aprovechando que estaba desprotegida, pero los atenienses adivinando las intenciones del persa no se entretuvieron mucho en el campo de batalla y recorrieron los 42 Km que les separaban de Atenas. Al día siguiente los persas vieron que el ejército enemigo los estaba ya esperando y decidieron dar la media vuelta y retirarse a sus tierras. Así concluyo la primera Guerra Medica.
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