jueves, 6 de marzo de 2014

Battle of Marathon - Athens vs Persia

Ya se qué trate hace tiempo  este blog sobre la Batalla de Maraton pero no me e podido resistir subir este video que recrea la batalla con el nuevo Rome. Espero qué disfruteis :). Y gracias al creador de este video.

sábado, 30 de noviembre de 2013

lunes, 18 de noviembre de 2013

Hoplitas, los 10000 Inmortales y trirremes.



Hoplitas: Los hoplitas fueron los soldados-ciudadanos de la infantería de la antigua Grecia. Y entre su haber se encuentra las victorias griegas en las dos Guerras Medicas. Recibieron el nombre del escudo que portaban (hoplon). Este era cóncavo y circular, de más o menos de un metro de diámetro, que cubría completamente la parte izquierda del guerrero y dejaba libre el brazo diestro para esgrimir la lanza o la espada para luchar cuerpo a cuerpo con el enemigo. Además el escudo protegía el flanco derecho del compañero situado inmediatamente a la izquierda.  Solían llevar los hoplitas a parte del escudo, una lanza y una espada una coraza, grebas y un casco que en ocasiones ostentaba un penacho de cola de caballo o plumas de aves. Los hoplitas más conocidos y reputados fueron los espartanos.

Los inmortales: Integraban el cuerpo de guardia de los reyes persas y se consideraban la reencarnación de las divinidades con alas que servían al dios Ahura Mazda. Este cuerpo fue fundado por Ciro II y constituyeron el primer cuerpo de custodios reales documentado de la historia. Aquellos “10000 guerreros”, que eran los mejores combatientes, debían medir 1,60 metros como mínimo, lo qué era una altura muy considerable para aquella época. Solían  ir armados con arco, lanza larga, un cuchillo y una espada de hierro. Llevaban una coraza de escamas de oro y trajes con hilvanes de hilo dorado. Se les denominaba Inmortales porque cuando uno de ellos caía en combate lo sustituía otro de la misma talla dando la impresión de que nunca morían.

Trirreme: Se trataba de una embarcación de origen griego que constaba de 3 órdenes de remos a babor y 3 a estribor. La disposición de los tres órdenes de remos era la siguiente: 31 remos en el nivel superior y 27 remos  en las dos restantes filas inferiores. Es decir un total de 170 remos que medían aproximadamente 4,5 metros de largo. En la parte posterir de la navegación se encontraba un timón. No solo el trirreme se propulsaba con remos sino que constaba también con velas móviles. De eslora (largo) solían medir unos 35 o 40 metros y de manga solo de 5 a 7 metros. Los trirremes de guerra solían tener un ariete puntiagudo de bronce llamado espolón que servía para embestir a las embarcaciones enemigas. Y alcanzaban como velocidad mínima los 9 kilómetros por hora y la máxima seria de 15 kilómetros por hora. Los mejores trirremes fueron sin duda alguna los atenienses.

viernes, 11 de octubre de 2013

Segunda Guerra Medica. Tercera parte.

La batalla de Salamina cambio el curso de la Segunda Guerra Medica, pero no resulto ser el final de la guerra ni mucho menos el fin de la amenaza persa en Grecia. Recordemos que después de Salamina Jerjes se retira de Grecia con lo que quedaba de la flota y con gran parte del ejército, pero se llevaba contingentes de bulto, tropas poco fiables y dejaba atrás lo mejorcito con Mardonio al mando, un familiar de Jerjes con gran experiencia como general y de gran valía. Mardonio se quedo con aquel ejército con la orden de acabar la guerra y el persa decidió que lo haría con todos los recursos que Persia le ofrecía. No solo Persia contaba con armas para subyugar a los griegos sino con oro. Intento sobornar y convencer con tratados y dinero a Atenas para que abandonase la liga Helénica. 

Con la estratagema Mardonio intentaba que la alianza griega perdiese los barcos de Atenas que era la gran polis que sujetaba la flota griega así como los espartanos eran el eje del ejército griego en tierra. Esparta alarmada pidió a Atenas que no abandonase la liga, pero Atenas harta de la política defensiva que estaba realizando Esparta después de Salamina amenazo con unirse a los persas si Esparta no salía a campo abierto abandonando sus posesiones terrestre del Peloponeso y viniese al Atica dónde se encontraba el ejercito persa. Y Esparta nombro un comandante para la expedición: Pausanias (sobrino de Leonidas). Este Pausanias era ahora el regente de Esparta pues el hijo de Leonidas (Plistarco) era menor de edad. Aunque debemos decir que cuando me refiero que Pausanias tomo la regencia de Esparta en nombre de su sobrino me refiero que lo hizo por una de las dos familias reales, pues Esparta era una diarquía regida por dos reyes que se repartían las funciones de gobierno y también el tema religioso de la polis. El otro rey, Leoticides fue el almirante oficial de la flota aliada. Mardonio había pensado que era cuestión de oro y de tiempo que Atenas y otras ciudades griegas de la coalición  se pasaran al bando persa o al menos no interviniese en la contiendo, pero no fue así y los aliados griegos se mantuvieron firmes. No le quedo otra al persa Mardonio, tuvo que marchar una vez más sobre Atenas como había hecho anteriormente Jerjes para arrasarla. Los espartanos reunieron al mayor ejército espartano de la historia de la polis con más de 5000 efectivos, Atenas se le unió con 8000 ciudadanos y otras ciudades se les unieron con un total de 40000 efectivos. Los persas se dirigían con más de 100000 efectivos, pero Mardonio era un general hábil y estaba dispuesto a utilizar la principal... arma que disponía: la caballería, pero para eso se desplazo a Beocia que disponía de terreno amplio y llano. Como digo Mardonio pensó que la clave para arrasar a los griegos era la caballería, pues tenían los persas unas monturas enormes comparadas con los caballos "enanos" griegos y que los griegos apenas tenían caballería. 

Pausanias dispuso al ejército en una ladera justo enfrente del campamente persa. Mardonio decidió mandar a su caballería para rodear la posición persa. Pero los griegos les hicieron frente con un contingente de arqueros, que hicieron retroceder a los persas. Los griegos entusiasmados bajaron de las laderas y se posicionaron justo en medio de la llanura muy cerca de un manantial de agua, que les garantizaba el suministro de agua potable. Los griegos se creían ya superiores a los persas y no los temían. Mardonio aprovecho ese adelantamiento enemigo para atacar por la retaguardia los suministros que les llegaban a los griegos. Pausanias impotente ante el acoso persa decidió que lo mejor era retroceder unos cientos de metros para defender mejor las columnas de suministros y para ello decidió hacer una retirada por la noche. Pausanias pensaba que la oscuridad de la noche le serviría para hacer una retirada ordenada y tranquila sin que los persas se dieran cuenta y los atacaran en movimiento.

Pero Pausanias no contaba con que la poca visibilidad de la noche hiciera que los lugares de reunión previstos por el no se alcanzasen al amanecer ni que los persas antes del amanecer se dieran cuenta del movimiento Griego. Aislados los espartanos fueron atacados por los persas y por la elite de esta: los Inmortales. Pausanias hizo un sacrificio a los dioses pero este sacrificio no resulto favorable. Se prestó a realizar otro. Los persas ya cargaban contra los espartanos y los augurios no era buenos y Pausanias seguía realizándose (nuestra fuente es siempre Herodoto dado a las anécdotas sean creíbles o no y aunque parezca que aquí Herodoto nos cuenta algo muy extraño ya que ningún general se le ocurriría centrarse en sacrificios mientras le atacan tenemos muchas fuentes de que los espartanos eran muy rigurosos con la religión y tradiciones y muy supersticiosos). Pausanias ordena resistir la posición hasta que resulte favorable el sacrificio. 
Y ¿Qué pasa con el resto del ejército griego? Los griegos avisados por los espartanos van en su ayuda, pero deben de detenerse en el camino ya que son interceptados por el resto del ejército persa. La batalla se generaliza, ya los persas caen sobre las filas de hoplitas griegos. La caballería intenta rodear a los griegos. Lo que había tenido que ser una retirada ordenada había degenerado en una batalla campal en toda regla.
Pausanias finalmente y después de varios sacrificios ve en uno de ellos la voluntad de los dioses en atacar y ordena cargar contra el enemigo que los estaban acosando. Supongo que para los espartanos eso supuso un alivio, una oportunidad de descargar toda la tensión que habían estado acumulando aguantando la posición. El ataque espartano es demoledor y solo los Inmortales parecen poderlos contener. El general Mardonio estaba con los Inmortales subido en un caballo dando órdenes y dirigiéndose en aquellos puntos donde se necesitaba su presencia. Era tan visible Mardonio en medio de la vorágine de la batalla que un soldado griego cogió una piedra del suelo y la lanzo directamente hacía el persa.
 Mardonio en esos instantes imaginaria que era cuestión de aguantar la posición a los espartanos mientras que el resto del ejército persa acababa con el resto del ejército enemigo.
.......Pero zaaassssss. La piedra dio de lleno en el persa matándolo en el instante y haciendo que la moral de los Inmortales cayese y huyeran hacía el campamente fortificado persa. Cuando la noticia de que el comandante en jefe persa había muerto los persas huyeron hacía el campamento fortificado. El resto de los griegos se dirigieron hacía el campamento y los persas volvieron a huir. En el campo de batalla habían caído 20.000 persas y 1000 aliados griegos. 

Una gran victoria para los griegos, realmente fue la última gran batalla de esta guerra. ¿Cómo que fue la última gran batalla de la guerra? Supuso la expulsión de los persas de Grecia sí, pero le siguió la batalla de Mícala dónde fue destruido lo que quedaba del poderío naval persa a parte de la expulsión de los persas de varias islas del Egeo y de Macedonia y Tracia. 
La toma y saqueo del campamento persa de Mardonio supuso una gran recompensa para los griegos ya que encontraron en el gran cantidad de esclavas y esclavos, grandes y suntuosas tiendas de campaña, finos tapices persas, grandes cantidades de oro y otras cosas de gran valor. El gran beneficiario fue Pausanias que obtuvo una gran parte del botín y el prestigio de a ver sido él comandante en jefe de las tropas que habían derrotado y dado muerte a Mardonio. El temor de una nueva invasión persa siempre estuvo ahí, latente pero con el paso de las generaciones este temor fue disolviéndose aunque los persas siempre estuvieron involucrándose en menor o mayor medida en los asuntos griegos. El Imperio Persa aún tenía muchos años por delante de existencia y con altibajos pero siguió existiendo hasta que un antiguo reino vasallo y el peor enemigo de su historia se aliaron para destruirlo, pero esa es otra historia.

El final de las Guerras Medicas supuso un cambio, una vuelta de las manecillas del reloj de la Historia. Hasta antes del conflicto griego-persa las grandes civilizaciones como babilonios, asirios, hititas, fenicios habían provenido del cercano oriente y los grandes inventos o avances hasta el momento como la moneda, la fundición, la agricultura o la ganadería habían procedido de Oriente. Es decir las grandes civilizaciones y todos los avances y hechos relevantes se habían dado en Oriente mientras que Grecia y el resto de "Europa" estaban "atrasados" y no habían dado imperios ni culturas de relevancia. Pero la victoria griega supuso un cambio de tuercas y a partir de ahí en mi opinión la historia fue narrándose por pueblos "europeos" en detenimiento del lado oriental. Atenienses, espartanos, tebanos, macedonios, etruscos, romanos y otros en menor medida fueron escribiendo la Historia, esa que se centra en Europa, en el Mediterráneo y sus alrededores.



domingo, 8 de septiembre de 2013

Segunda Guerra Medica Parte 2


Tanto la población ateniense como su ejército y toda su flota estaban reunidos en Salamina. Esta isla tiene una superficie de aproximadamente 96 kilómetros cuadrados y tenía el honor según los mitos griegos de ser el hogar de Ayax uno de los legendarios héroes de la no menos legendaria guerra de Troya. Esta isla alojaba ahora a la mayoría de la población de Atenas, su flota y su ejército. Atrás habían dejado una devastada Atenas presa de la furia de Jerjes y no tenían posibilidad alguna de regresar a los derruidos muros de Atenas. Pero sabían que había sido necesaria la evacuación de la polis y confiaban en un hombre: Temistocles. El ateniense Temistocles era partidario de una confrontación por mar dónde pensaba que tenían muchas más posibilidades para vencer a los persas.

Pero la estrategia que proponía el ateniense no era aceptada por todos los griegos, pues además de los atenienses en Salamina el resto de los contingentes griegos se encontraban ahí, incluidos los espartanos con una pequeñísima representación. Los espartanos ya habían terminado sus festejos religiosos y ya podían dedicar todos sus esfuerzos y efectivos a la lucha contra el invasor persa. Ellos eran partidarios de una confrontación terrestre (no hay que olvidar que en aquella época era el mejor ejercito de Grecia) y aunque las Termopilas habían caído en manos de los persas en menos de una semana querían repetir la acción llevada por  su rey Leonidas. Para eso decidieron que el mejor lugar era el istmo de Corintio y construyeron un muro que iba de una punta a otra.


Pero Jerjes apareció con su flota (700 barcos)  y se posiciono en la bahía de Phaleron, al este de Salamina. Los griegos contaban con unos 300 barcos (los atenienses fueron la polis que mayor cantidad de naves aporto).

La duda entre la coalición griega era palpable. Los espartanos habían sido convencidos para que dejaran su idea de hacer una segunda Termopilas a gran escala pero a cambio del gran honor de comandar a la flota griega (gran honor e inmerecido ya que el prestigio naval espartano era nulo y su fuerza naval no llegaba ni a la veintena de naves, pero se necesitaba de todos los barcos y los hombres posibles para hacer frente al gigante persa).
La estrategia espartana consistió en que un buen día se decidía que era mejor que la flota partiera de Salamina para enfrentarse a los persas en mar abierto y a las pocas horas se daba la contraorden de que era muchísimo mejor quedarse en Salamina. Así durante unos días.

Los persas vigilaban que los griegos no trataran de escapar ya que querían un enfrentamiento directo que a simple vista les favorecería a ellos. Y los griegos trataban de encontrar una ruta de escape segura ya que las expectativas de que un choque frontal les favoreciera no parecía ser muy alentadoras.

Jerjes envió barcos egipcios al oeste de Salamina para cortar la previsible ruta de escape de los griegos. Envió otro grupo para controlar la parte sur de la isla, mientras que el grueso de la flota persa se introdujo en el estrecho que separaba Salamina del continente, dirigiéndose directamente contra la posición griega.

Una pequeña fuerza de infantería persa ocupo la pequeña isla de Psyttaleia en previsión de que algunos barcos quedaran allí varados tras la batalla que se aproximaba.
Los persas esperaban sacar a los griegos del estrecho canal que ocupaban, para obligarlos a combatir en aguas abiertas, donde su superioridad en número haría la diferencia.
Varios navíos de la polis de Tenos llevaron la noticia de los movimientos persas a la coalición griega. de un barco de la polis de Tenos. Los griegos se dieron cuenta de que estaban rodeados, que ya no tenían ninguna ruta de escape posible. Tenían únicamente la posibilidad de luchar o bien contra los barcos egipcios que les bloqueaban por el oeste para intentar retirarse desesperadamente o arremeter contra el grueso de la flota del imperio persa. Fuera cual fuera la decisión esta implicaba entrar en combate.

Y en este momento de dudas e indecisiones entra Temistocles que hasta el momento había visto como los griegos habían sido controlados por el caos, las circunstancias y la decisión. El ateniense amenazo al resto de aliados griegos con abandonar la coalición y rendirse a los persas e intentar luego unirse al ejercito enemigo si la coalición no atacaba a la de ya. ¿Era un farol del ateniense? ¿Qué pasaría si los atenienses que era el grueso de la flota griega abandonaban a sus aliados? Todas estas preguntas sobrevolaron al resto de aliados cual una nube de cuervos sobre un amasijo de cadáveres.

Ante esto los griegos no tuvieron otra que combatir. Al día siguiente el mando espartano ordeno preparar todas las naves para la inminente batalla.
Temistocles se había salido con la suya, pues esa era su intención: hacer que los griegos no tuvieran otra que combatir en el mar, donde los atenienses confiaban vencer a la enorme flota de Jerjes, pero tenía que ser en Salamina, solo en Salamina. Luego se verá porque.

Jerjes instalo su puesto de observación en el continente, justo enfrente de la ciudad de Salamina, con una buena vista de la isla de Psyttaleia, esperando disfrutar de la previsible victoria de su armada imperial.



Antes de relatar lo sucedido en la batalla vamos a ver la disposición tanto del contingente persa como de la coalición griega.
La disposición persa era la siguiente: las naciones con más prestigio y tradición naval del imperio ocuparían la cabecera de las fuerzas persas que se alineaban en varias filas de profundidad. Estos eran por un lado los fenicios que se dispusieron a la derecha muy cerca del continente y por la izquierda los jonios muy cerquita de la isla el resto de contingentes se pusieron detrás. Tenía que ser un magnifico espectáculo para Jerjes ver la inmensidad de su flota con el gran colorido de las velas de los navíos, los símbolos de los distintos territorios rendidos ante su imperio. Estaría en éxtasis, esperando que avanzaran. Y empezaron a avanzar. Según avanzaban por el estrecho canal, los barcos se vieron obligados a acercarse unos a otros, lo que provoco un tremendo caos y la pérdida completa de la formación de ataque. Se metieron en un cuello de botella. La fuerte marea de la zona hizo aun más difícil para la armada persa el mantener la cohesión de sus líneas.

Los barcos griegos tenían en su vanguardia a las pocas naves espartanas (por eso de que eran ellos los que sostenían el mando honorifico de la armada aliada) y el resto la componían los atenienses y más atrás el resto de la flota griega.
 
Los barcos griegos cargaron contra los primeros barcos persas. Los comandantes de estos primeros barcos (persas) optaron por dar la vuelta y retirarse, chocando con los restantes barcos que les seguían. Esto causo una confusión aun mayor entre las naves persas. Imaginaros el caos de docenas de barcos chocando entre ellos, mientras la vanguardia griega se dirige a ellos chocaron a su vez con ellos destrozándoles con los espolones. Unos instantes antes los arqueros les estaría disparando al enemigo y cuando hubieran chocado contra la embarcación enemiga y los hoplitas griegos abordaban la nave los arqueros les estaría cubriéndoles en su avance. A las pocas horas la vanguardia persa intentaba huir mientras la retaguardia avanzaba para mantener el combate, pero una vez más chocaban unas naves contra otras. La superioridad numérica no solo les servía para nada sino que encima se volvía en su contra. Jerjes estaría desde su trono sin entender muy bien lo que sucedería y su séquito le estaría diciendo patrañas para hacer creer al monarca que todo iba bien, para evitar la ira de Jerjes.

Un grupo de hoplitas griegos, al mando de Aristeides, un general ateniense, embarcó en unos pequeños botes y ataco al contingente de infantería persa que se encontraba en la isla de Psyttaleia.Justo delante de la vista de Jerjes, los hoplitas masacraron a los persas, incluido un sobrino del propio Jerjes. A lo largo de toda la costa de Salamina, náufragos persas fueron localizados y rápidamente eliminados por los hoplitas y los mismos ciudadanos de la isla.

Al final del día, la flota persa se retiro en confusión a la bahía de Phaleron, después de perder más de 200 naves y sus tripulaciones en la batalla y haber fracasado en su intento de expulsar a los griegos de la isla de Salamina.
Los griegos perdieron "solo" 40 barcos. La inesperada victoria  fue interpretada por los griegos como un acto de infinito poder de sus dioses; apariciones divinas durante el combate, un rayo de potentísima luz procedente del santuario de Deméter en Eleusis y el sonido de coros cantando ancones épicas sagradas. Un gran triunfo para los griegos. 

Jerjes se retiro con su flota sobreviviente a los puertos del Asia menor, pero aun no había desistido de ocupar Grecia. Dejo su ejército de tierra al mando de su primo el príncipe Mardonio, que se dirigió a Macedonia y Tesalia para pasar el invierno y aprovisionarse adecuadamente, antes de volver al ataque. Al año siguiente persas y griegos volvieron a enfrentarse esta vez en Platea dónde fueron comandados los aliados griegos por el espartano Pausanias. Pero esa es otra historia que contare en otra entrada. Continuara…